Si eres una madre o un padre que tiene un amor inmenso por Jesús y un deseo grandioso de que tus hijos lo conozcan, como tú lo has conocido, sabemos que el propósito de enseñarle la Palabra de Dios a tus pequeños siempre está en tu corazón. Sin embargo, el día a día, y las obligaciones con ellos mismos, nos alejan de este propósito. Estamos en muchas cosas al tiempo, tratando de estar atentos a sus necesidades de alimentación, entretenimiento, deportes, salud, etc., dejando un tiempo mínimo para una oración en el carro o una oración al final del día en la cama antes de dormir.

 

Esto no está mal, en lo absoluto, pero es importante empezar a darle más intención a nuestro deseo de que nuestros hijos conozcan a Dios, y esto solo podemos lograrlo a través de la Biblia, leyendo las Escrituras con ellos.

 

Como padres debemos establecer un tiempo de lectura de la Biblia con nuestros hijos. Este tiempo va a estar determinado por los horarios de cada familia y la frecuencia estará acorde a lo tiempos de cada uno, sin embargo, como prioridad para la edificación de valores bíblicos, es importante que se convierte en un hábito recurrente.

 

Por dónde empiezo

 

Toma la decisión. No necesitas la aprobación de tus hijos para hacerlo. Pónganse de acuerdo si vive en unión matrimonial, y si no, simplemente, empieza.  Entre más pequeños están los niños es más fácil, lo que no quiere decir que si tienes hijos adolescentes, te vayas a intimidar. El tiempo de lectura de la Biblia es una reunión similar como un llamado a comer a la mesa o a ver una película en familia.

 

Una vez tomes la decisión, hay otros aspectos importantes para tener en cuenta a la hora de tener este tiempo con nuestros hijos.

 

7 aspectos clave en el momento de empezar el hábito de leer la Biblia con tus hijos

 

A continuación, te damos siete acciones clave que te ayudarán a darle vida a estos espacios de lectura y estudio de la Palabra de Dios con tus hijos, pero sobre todo a hacerlo con efectividad. Hay muchos padres que una vez empiezan, sienten que sus hijos no están respondiendo y esto se puede deber a diversos factores que podemos ajustar para mejorar. Llénate de paciencia y toma nota de estas claves:

 

  1. Busca una Biblia con un lenguaje que tus hijos comprendan.

Gran parte del inconveniente que tenemos a la hora de leer la Biblia con nuestros hijos es el lenguaje que algunas versiones bíblicas usan. Sabemos que la Biblia es un libro con una literatura compleja, pero podemos usar Biblias con lenguaje actualizado que le ayuden a tus hijos a comprender mejor la idea del texto. También hay Biblias que tienen recursos que explican el texto y ayudan a comprender mejor la enseñanza.

 

  1. Asegúrate que tengan su propia Biblia y que esté al alcance.

Cómprales una Biblia que les guste o que ellos mismo escojan. Si ya les has dado una, ponla a la vista, en un lugar visible y al alcance, para que cuando llegue el momento de leerla solo tengas que estirar la mano para tomarla y empezar. Con la facilidad de la tecnología podemos tener la Biblia en nuestros teléfonos, y esto también puede ser un recurso, pero tratemos de que no sea el único. También es una buena idea tener Biblias en espacios determinados de la casa, donde mayormente se dan las conversaciones: cerca de la mesa del comedor o en la sala.

 

  1. Elijan juntos un tema o un libro de la Biblia para empezar.

Escojan un libro de la Biblia que quieran leer como familia. Esta puede ser una lectura consecutiva para varios días; pueden estudiar un libro completo de la Biblia o un personaje en particular como Daniel, Jonás, Jesús, Esther, David, etc. Los estudios temáticos ayudan a profundizar y a abarcar más sobre una misma enseñanza.

También, puedes elegir un plan devocional de un libro; o un plan en la aplicación de la Biblia del teléfono o de sitios web especializados. Te recomendamos visitar YouVersion (https://www.youversion.com/the-bible-app/) donde puedes encontrar planes devocionales por tema. Finalmente, también puedes guiarte por el contenido adicional de una Biblia en especial que estés usando. Puedes buscar una con recursos para niños o jóvenes, dependiendo de la edad de tus hijos.

 

  1. Asegúrate de buscar un espacio sin interrupciones

Escoge una hora del día donde tus hijos no estén en otras actividades. Espera a que se vayan las visitas. Un buen momento puede ser al terminar la cena donde están todos juntos o justo antes de irse a la cama. Esto es clave para evitar que en el momento más profundo de la conversación alguien entre, las mascotas los hagan reír o tus hijos te interrumpan porque tienen que continuar con alguna actividad importante.

 

  1. Lee la Biblia en voz alta y permite que ellos la lean también.

Esto les dará una mayor comprensión y memoria del texto, debido a que entenderán mejor las palabras e ideas cuando saben cómo se escuchan. Motívalos a que cada uno lea el pasaje y pueden usar la aplicación de la Biblia para leerlo en diferentes versiones, aun en diferentes idiomas que comprendan. Házles preguntas sobre el versículo y escúchalos; así sabrás qué fue lo que más llamó su atención y sobre esto mismo conversen.

 

  1. Apóyate con recursos adicionales.

Busca videos, juegos, canciones, tarjetas de memorización, cartas de preguntas y respuestas, entre otros. Esto les dará una mejor comprensión del tema.

 

  1. Determina un tiempo y trata de respetarlo.

Los niños y adolescentes pierden rápidamente la atención. Trata de hacer de este tiempo algo dinámico, divertido y al punto. (Recomendación de 10 a 20 minutos).

 

  1. Concluye y ora con la guía del Espíritu Santo

Sé sensible a lo que el Espíritu Santo quiere enseñar a tus hijos a través de lo que leyeron y permite que Él guíe la conclusión y la oración final. La Palabra es nuestro mayor aliado en reforzar los valores del Reino y morales; pero también debemos ser prudentes y sabios en el momento de enseñarla. No queremos exasperar a nuestros hijos, ni tampoco es un momento de discusiones. Usa este tiempo para afirmarlos, aumentar su fe y reafirmar su identidad en Cristo.

 

Recuerda que el tiempo de devocional con nuestros hijos es un proceso muy lindo que va evolucionando por la sabiduría que vamos adquiriendo, por las situaciones que van sucediendo y aun por el crecimiento en edad de nuestros hijos, que nos lleva a nuevos retos de comunicación y de relación. Lo más importante es no perder la constancia o desmotivarnos; ellos van a valorar este tiempo más de lo que tú crees.

 

Editorial Unilit