El poder de la mente para un nuevo comienzo
 
Basado en el libro «Encontrando el camino».
Autora: Edyah Barragan
 
Muchas veces no nos damos cuenta de cuán poderosa puede ser nuestra mente. Un pensamiento se puede convertir en una acción, después en un hábito y eventualmente en un estilo de vida.
 
El enemigo intentará desviarnos y confundirnos por medio de mentiras. Si no las identificamos, éstas se convertirán en nuestra realidad y producirán frutos terribles. Si crees que la vida no vale nada, eso se convierte en tu realidad, y esa «verdad» puede llevarte al suicidio. Si piensas que no eres atractivo y que nadie te hará caso nunca, probablemente te volverás inseguro y empezarás a aislarte de las personas. Lo que pensamos desempeña un rol muy importante en lo que vivimos.
 
«No debemos aceptar todo lo que llega a nuestra mente, tenemos que analizar lo que pensamos y rechazar lo que no nos hace bien».

Quisiera citar Filipenses 4:8: «Por lo demás, hermanos, piensen en todo lo que es verdadero, en todo lo honesto, en todo lo justo, en todo lo puro, en todo lo amable, en todo lo que es digno de alabanza; si hay en ello alguna virtud, si hay algo que admirar, piensen en el». No debemos aceptar todo lo que llega a nuestra mente, tenemos que analizar lo que pensamos y rechazar lo que no nos hace bien. Nuestra mente no debe controlarnos, nosotros debemos tener control sobre nuestros pensamientos.
 
«De Dios no proviene el miedo, la inseguridad o la timidez».

Hace un algún tiempo leí nuevamente un texto que ─aunque lo había escuchado muchas veces─ pude ver con nuevos ojos, comprendiendo por primera vez lo que realmente decía: «Porque no nos ha dado Dios un espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio» (2 Timoteo 1:7). De Dios no proviene el miedo, la inseguridad o la timidez. Él nos equipa con la capacidad de dominar nuestros cuerpos, pensamientos y acciones. Cuando comenzamos a cambiar nuestra forma de pensar, analizamos más las situaciones y pensamos en cosas que nos edifican, nuestra vida no vuelve a ser la misma.
 
El miedo es lo que constantemente me ha detenido en la vida. Por miedo no he tomado riesgos, he desperdiciado oportunidades; por miedo permití que la inseguridad y la ansiedad tomaran control de mi vida, y no he alzado la voz cuando ha sido necesario. El temor es una mentira que alimentamos, y con el tiempo se vuelve tan grande que comienza a moldearnos a su patrón. ¡Pero hay buenas noticias! ¡Dios venció al miedo, la oscuridad, el pecado, la muerte y las cadenas!
 
La Comparación
 
Juan 8:44 dice: «Ustedes son de su padre el diablo, y quieren cumplir con los deseos de su padre, quien desde el principio ha sido un homicida. No se mantiene en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, habla de lo que le es propio; porque es mentiroso y padre de la mentira». Este versículo resume la identidad de Satanás. ¡Es un mentiroso! Tenemos que entender entonces que seremos atacados con espejismos creados por mentiras, los cuales, una vez alimentados, pueden paralizarnos.
Por mucho tiempo viví de esa manera, mirando alrededor y comparando mi vida con la de otros.

Una de las mentiras con las que tenemos que aprender a luchar, con el fin de conquistarla, es la comparación. El enemigo intentará una y otra vez hacernos creer que no somos suficientes y que nos falta algo. Intentará que miremos a nuestro alrededor para que anhelemos ser una copia de las personas que admiramos. ¿Cuántas veces has observado la vida de alguien más y has deseado cambiar algo de la tuya para sentirte pleno y feliz? Por mucho tiempo viví de esa manera, mirando alrededor y comparando mi vida con la de otros. Creo que, de haber podido, hubiera tomado todo lo que admiraba de las personas a mi alrededor para que esas cualidades fueran parte de mí. La comparación me llevaba a sentir y pensar que no era suficiente, y que debía estar al nivel de los demás para ser alguien y lograr algo. No podía ver mi valor porque siempre fui diferente a quienes me rodeaban, y creí durante mucho tiempo que había algo malo en mí. La comparación me había cegado.
 
Mirar a nuestro alrededor para comparamos con otros es un error verdaderamente grande, porque nunca seremos como alguien más. Tal como tú eres ─cómo te ríes, tu cabello, tu color de piel─, cada aspecto de ti, incluso lo que ves como una imperfección, es lo que te hace único y especial. Creo que todos en algún momento nos hemos visto al espejo y hemos notado cosas que nos gustaría cambiar. No somos perfectos y no nos vemos como lo que consideramos «aceptable»; a veces lloramos e incluso nos quejamos ante Dios por la manera en la que nos creó, pensando que no somos atractivos o «bonitos». ¡He ahí la necesidad de renovar nuestra mente! Fuimos perfectamente creados, y aun lo que vemos como imperfecto fue parte del plan de Dios para nosotros. Tal vez pienses que eso no es verdad y que solo hablo por hablar, pero esa es la verdad.
 
El valor que hay en ti
 
Las dudas respecto a nuestro valor e identidad vienen de la necesidad de ser aceptados por los demás, porque ésta causa un miedo a ser rechazados y, en consecuencia, no nos permite disfrutar la forma en que Dios nos hizo. Tengo que admitir que ese era mi miedo más grande, aunque no era consciente de ello. Desde una temprana edad me volví insegura y dependiente de la aceptación de los demás. Cuando alguien me rechazaba, me sentía mal porque pensaba que no era suficiente o que había algo malo en mí. A pesar de que mis papás me decían de forma constante que yo no era moneda de oro para agradarles a todas las personas, me era difícil lidiar con el rechazo.

Cuando eres tú mismo no siempre le agradas a todo el mundo
 
Cuando eres tú mismo no siempre le agradas a todo el mundo; si vas contra la corriente muchos no te aceptarán. Sin embargo, eso no debe desanimarnos. Algo que he aprendido, y continúo aprendiendo, es que todo lo que vemos como imperfecto o diferente en nosotros es lo que nos hace únicos y nos permite sobresalir.
 
Debemos desprendernos de la necesidad de ser esa moneda de oro que le agrada a todo el mundo, solo así podremos entender, comprender y abrazar quiénes somos.

«En el momento en que no nos avergoncemos por ser diferentes podremos hacer cosas relevantes».
 
Las personas fuera de los estereotipos son las que logran hacer la diferencia. En el momento en que no nos avergoncemos por ser diferentes podremos hacer cosas relevantes. Tenemos la idea errónea de que ser diferente es algo malo, cuando en realidad eso es lo que nos hace especiales. Nuestra identidad en Cristo nos permite ver cara a cara las mentiras del mundo ─«no eres suficiente», «si fueras más bonito», «si tuvieras dinero», «si fueras más alto», «si fueras popular», «nadie te va a aceptar», «a nadie le importas», etc.─ y desenmascararlas. Una vez que Dios hace brillar Su luz sobre la mentira, la oscuridad se aleja y pierde poder sobre tu vida.
 
Sólo sigue la voz de Dios
 
Me frustra pensar que la gente presta su oído a los comentarios de los demás. Esto no nace de mi inmunidad a la crítica, sino por el efecto que ésta ha tenido en mi vida a lo largo de los años.
 
Hay algo que puedo asegurar sin temor a equivocarme: las ofensas, las críticas y los comentarios nunca se van a acabar, no importa quién seas o qué hagas. ¿Por qué? Porque somos pecadores. Si analizamos las ocasiones en que nos han criticado en cualquier área de nuestra vida, podemos darnos cuenta de que el «veneno» que nos avientan suele ser producto de la inseguridad, la amargura y la frustración que ellos sienten porque nosotros hacemos o vivimos algo que quisieran experimentar. Entender esto nos ayudará a no tomar de una forma tan personal los ataques que recibamos.
 
Es necesario creer las verdades que Dios nos ha revelado; Él es la verdad, el camino, la vida y la única luz que puede vencer la oscuridad.
 
Conocer la verdad de Dios es la clave para luchar ante cualquier oposición que se levante en nuestra contra. Sé que no es fácil ignorar la crítica porque es dolorosa y nos puede afectar emocionalmente, pero a medida que vamos aprendiendo a bajarle el volumen a las opiniones del mundo y subirle el volumen a la verdad de Dios, será más fácil sobrellevar los comentarios hostiles. A fin de cuentas, somos nosotros quienes permitimos que las palabras nos afecten. Por esa razón he hablado de la importancia de renovar tus pensamientos, y también de la trascendencia de conocer la verdad de Dios.
 
Tú también debes poner tu confianza en Dios; Él es quien nos hace libres de la inseguridad causada por los comentarios de los demás; comentarios que algunas veces se aferran a nuestra alma. Solo en la Biblia ─la Palabra de Dios─ encontraremos esa libertad. Ella es nuestra dirección y guía.
 
Siempre habrá voces contrarias, la crítica será constante, y el rechazo llegará con regularidad a nuestro corazón, pero nosotros elegimos cuáles voces vamos a escuchar y alimentar; nosotros decidimos si vamos a escuchar la voz de Dios ─creyendo y viviendo lo que Él dice─, o elegimos ir junto a las olas del mundo que nos lanzan palabras como dardos. Solo tenemos una vida, y tenemos en nuestras manos el poder de decidir cuál camino queremos seguir.