¿Cómo vivirías tus últimos días si supieras que es la última semana que te queda de vida? ¿Qué lugares visitarías? ¿Con quienes te gustaría verte y conversar? ¿Que harías que por los afanes de la vida quizás no lograste realizar?  Estas son unas de las tantas preguntas sobre Jesús que con su estilo poético el autor Max Lucado intenta resolver en su libro “Y los ángeles guardaron silencio.”

Max Lucado nos lleva a través de la última semana de Jesús en la tierra.  El plan de Dios cumplido con la muerte y resurrección de Jesús de manera asombrosa. Con un relato vivido y profundo, reflexiona sobre cada situación, cada aspecto y cada detalle que dan muestra del amor y carácter de Jesús.  Nada fue un acto de improvisación, por el contrario, el plan de Dios en acción hasta el último día de Jesús en la tierra.

«Nada fue un acto de improvisación, por el contrario, el plan de Dios en acción hasta el último día de Jesús en la tierra»

Así hizo Jesús. Con Su última misión por delante, detuvo a Sus discípulos y les explicó por tercera vez cómo sería Su encuentro final con el enemigo: “He aquí subimos a Jerusalén, y el Hijo del Hombre será entregado a los principales sacerdotes y a los escribas, y le condenarán a muerte; y le entregarán a los gentiles para que le escarnezcan, le azoten, y le crucifiquen; mas al tercer día resucitará”. 

Observe Su detallado conocimiento del suceso. El dice quiénes — ”los principales sacerdotes y los escribas”—. Explica qué — ”entregarán al Hijo del Hombre a los gentiles para que lo escarnezcan, lo azoten y lo crucifiquen”—. Aclara cuándo — ”mas al tercer día resucitará”. Olvídense de cualquier sugerencia de que Jesús cayó en una trampa. Borre cualquier teoría de que Jesús calculó mal. Ignore cualquier especulación de que la cruz fue un último recurso para salvar una misión fracasada. Porque si estas palabras nos dicen algo, nos revelan que Jesús murió... a propósito. Nada de sorpresas. Sin vacilaciones. Sin titubeos. Uno puede conocer mucho acerca de una persona por la forma en que muere. Y la forma en que Jesús marchó hacia Su muerte no deja lugar a dudas: había venido a la tierra para este momento.”

“Pero Dios lo hizo. Dios hizo lo que no nos hubiésemos atrevido a soñar. Él hizo lo que no podíamos imaginar. Se convirtió en un hombre para que pudiéramos confiar en Él. Se convirtió en un sacrificio para que pudiésemos conocerlo. Y derrotó a la muerte para que pudiéramos seguirlo.”

“Hubo uno que declaró que venía de otro lugar. Hubo uno que, aunque tenía la apariencia de hombre, reclamó tener el origen de Dios. Hubo uno que, aunque llevaba el rostro de un judío, tenía la imagen del Creador. Aquellos que lo vieron —que lo vieron en realidad—supieron que en Él había algo diferente.”

“Alimentó a miles con una cesta. Calmó una tormenta con una orden. Levantó al muerto con una declaración. Cambió vidas con una solicitud. Cambió la dirección de la historia del mundo con una vida, vivida en un país, nació en un establo y murió en una colina.”

… y en el momento de su muerte podemos imaginar que los ángeles guardaron silencio.  Para muchos la cruz pudo ser el final de un simple hombre que alardeaba de llamarse el hijo de Dios.  Pero fue la cruz fue la muestra más grande del amor de Dios para la humanidad y el comienzo de nuestra victoria y salvación.

Y los ángeles guardaron silencio… Sigamos a Jesús en su último viaje. Porque mientras observamos el suyo, podemos aprender cómo hacer el nuestro.