"Señor, tú eres justo, y tus juicios son rectos. Justos son los estatutos que has ordenado, y muy dignos de confianza."
SALMO 119:137-138

Manipular las Escrituras a fin de que nos disculpen, halaguen y consuelen es hacerle un desprecio a la Palabra escrita y rechazar la Palabra Viva. Creer para salvación en Jesucristo es creer todo lo que Él dijo sobre sí mismo, y todo lo que los profetas y apóstoles dijeron sobre Él. Tengamos cuidado de que el Jesús que «aceptamos» no sea uno que hayamos creado del polvo de nuestra imaginación y formado a nuestra propia semejanza.

La verdadera fe nos compromete con la obediencia. «Recibimos la gracia y el apostolado», dice Pablo, «para la obediencia a la fe en todas las naciones por amor de su nombre» (Romanos 1:5). Esa fe soñadora y sentimental que ignora los juicios de Dios contra nosotros y escucha las afirmaciones del alma es tan mortal como el cianuro. 

Esa fe que acepta pasivamente todos los textos agradables de las Escrituras mientras pasa por alto o rechaza las severas advertencias y mandamientos de esas mismas Escrituras no es la fe de la que hablaron Cristo y sus apóstoles.

Amoroso y misericordioso Salvador, me arrepiento de las formas en que he creído la verdad sobre ti de manera selectiva. Concédeme que crea todo lo que las Escrituras revelan acerca de ti, de modo que pueda conocerte a plenitud y honrarte con toda mi vida. Amén.


Sacado del libro ENCUENTROS CON EL HIJO DE DIOS de A. W. Tozer