“Lecciones basadas en el libro de Ester”

Escrito por: David Hormachea

Muchos líderes cristianos adquirieron la errónea idea de que la política es sucia, que los cristianos no deben participar en política. La realidad y los principios bíblicos demuestran que la política no es sucia, ni tampoco la vida cristiana, ni tampoco la abogacía, ni el pastorado, ni tampoco el sacerdocio, pero existen políticos, abogados, pastores y sacerdotes sucios.

“Un poco de levadura leuda toda la masa y que Dios no acepta ninguna mezcla de humanismo, comunismo, ateísmo, secularismo, feminismo o machismo con cristianismo”.

La mentalidad mundanal ha mezclado la política con la cultura, los derechos humanos y los gustos, deseos y pasiones de la gente. Hoy es todo un paquete que muchos cristianos no saben diferenciar y aceptan una parte de esas ideas progresistas sin entender que un poco de levadura leuda toda la masa y que Dios no acepta ninguna mezcla de humanismo, comunismo, ateísmo, secularismo, feminismo o machismo con cristianismo. Hoy esa mezcla defiende todo lo que es contrario a la moral bíblica. Ellos quieren vivir en un mundo sin Dios y sin ética bíblica pues para el ateísmo, el cristianismo es el último enemigo que vencer. Si termina la idea de Dios y si se ataca la Biblia y se acusa a los cristianos de ser los inventores de la “masculinidad tóxica” y la violencia contra la mujer, entonces, la gente cree lo que desea creer y su moral depende de sus elecciones humanas sin ninguna sanción divina.

Decir que el cristiano no debe participar en política es decir que no puede vivir ni actuar en este mundo en que la política, la cultura, las ideologías, las teorías, los derechos humanos y derechos de salud están todos mezclados para facilitar la libre elección de estilos de vida anti-Dios. Las feministas han organizado sus ideas en la conocida frase “Lo personal es político” para indicar que lo personal, el mundo íntimo de la mujer, su cuerpo, que está sujeto a las presiones, elecciones y opresiones deberían unirlas para formar un frente común y exigir que sus elecciones personales sean políticas públicas. Entonces sus ideas de sexo, de identidad de género, orientación sexual, aborto, derecho sobre su cuerpo, lesbianismo, homosexualismo, transexualismo fueron politizadas y mezcladas con la cultura, la política, los derechos humanos, la salud, etc.

“Hoy no son los partidos políticos solamente los que hacen la política… sino cualquier grupo cultural por pequeño que sea pero que, con sus slogans y liberalismo moral… logra realizar batallas culturales al asociarse fácilmente en las redes sociales”.

En medio de ese mundo, Dios nos manda a ser sal que sala y luz que alumbra, precisamente en esta sociedad que mezcla todo. Hoy no son los partidos políticos solamente los que hacen la política gubernamental, económica, migratoria, sino cualquier grupo cultural por pequeño que sea pero que, con sus slogans y liberalismo moral, su moralidad relativa logra realizar batallas culturales al asociarse fácilmente en las redes sociales. Las feministas, los homosexuales, ambientalistas, las razas minoritarias, los grupos indígenas, etc., unidos en las redes sociales y por activistas han creado la cultura del odio, del terror, de las crisis provocadas y las protestas violentas que rompen el estado de derecho para imponer lo que llamo la “Turbacracia”.

Dios determinó que Adán y Eva tengan dominio sobre la tierra. Determinó que a través de Abraham iniciaría una nación; que a esa nación le entregaría políticas sociales, económicas, y leyes de salud, familiares, de relaciones humanas y nombró a Moisés cómo el gobernante de la nación judía quien a su vez debía formar líderes y exigirles que se sometan a la constitución establecida por Dios. Ciertos líderes de Israel cómo José, Daniel, Nehemías, fueron elegidos soberanamente por Dios y por los enemigos de su pueblo para que ocupen altos puestos políticos en naciones paganas totalmente hostiles a Dios y sus leyes.

“No sirve decir que Jesús y sus apóstoles no tenían interés en la política, es cierto, no lo hicieron, pero recuerde que eran una minoría insignificante en el imperio de Roma”.

No sirve decir que Jesús y sus apóstoles no tenían interés en la política, es cierto, no lo hicieron, pero recuerde que eran una minoría insignificante en el imperio de Roma donde existía la orden de suprimir la disidencia y aplastar violentamente cualquier oposición. Los apóstoles no lucharon por la abolición de la esclavitud, no construyeron hospitales, ni escuelas, ni gobernaron países cómo los políticos, gobernantes o jueces, que llevaron a las naciones protestantes a ser las más exitosas de la humanidad mientras los ateos y comunistas han destruido toda nación que han gobernado. El malvado Amán para convencer al rey Jerjes que lleve a cabo un holocausto con la nación judía le dijo: “Hay cierta raza dispersada por todas las provincias del imperio que se mantiene aislada de todas las demás. Tienen leyes diferentes de los demás pueblos y se niegan a obedecer las leyes del rey. Por lo tanto, no conviene a los intereses del rey que ese pueblo siga con vida.”

“Los cristianos que se encierran en los templos y no defienden la verdad en la arena pública, se convierten en obedientes a los deseos de los paganos que quieren que la sal no sale su corrupción y que la luz no alumbre sus tinieblas”.


Esa es nuestra realidad y por las mismas razones hoy somos perseguidos. Porque no aceptamos la inmoralidad somos motivados a permanecer encerrados en nuestros templos practicando nuestra ética y fe en privado porque si todos los cristianos participaran de la política y opinaran, votaran y eligieran candidatos a favor de la vida y la moral absoluta y basados en la Biblia y sus convicciones, ellos no podrían convertir sus ideas y pasiones en leyes que permiten la inmoralidad. Los cristianos que se encierran en los templos, en sus casas y no conocen, viven, enseñan y defienden la verdad en sus lugares de trabajo y en la arena pública, se convierten en obedientes a los deseos de los paganos que quieren que la sal no sale su corrupción y que la luz no alumbre sus tinieblas.

Mi libro El rol del cristiano en la política y la soberanía de Dios entrega una serie de lecciones basadas en la historia del libro de Ester que nos muestra la historia de una señorita huérfana de padre y madre, criada con temor a Dios por su primo Mardoqueo. Ambos fueron dirigidos por Dios para que cumplan funciones políticas con las que influenciaron grandiosamente. El último capítulo de este libro entrega un resumen de la vida de Mardoqueo que bien podría haber sido el escrito de su lápida: “Sus grandes logros y el relato completo de la grandeza de Mardoqueo, a quien el rey había ascendido, están registrados en El libro de la historia de los reyes de Media y Persia. Mardoqueo, el judío, llegó a ser primer ministro, segundo en mando después del propio rey Jerjes. Fue un hombre muy importante entre los judíos, de gran estima ante ellos, porque siguió actuando a favor de su pueblo y defendiendo el bienestar de todos sus descendientes.” (Ester 10:2-3 NTV)

Dr. David Hormachea
Autor del libro: El rol del cristiano en la política y la soberanía de Dios